![]() Entonces la primera pregunta es, ¿qué fue lo que lo atrajo a los franciscanos? Dios utiliza muchos medios para llamar a la vida consagrada, la vida religiosa y sacerdotal. Yo crecí en la iglesia y siempre me llamaba mucho la atención el trabajo que se hacía en la iglesia. Y el trabajo que realizaba en la iglesia era el trabajo que yo quería realizar siempre. Como monaguillo, servidor, coordinador, coordinador del grupo juvenil, catequista; allí fue creciendo mi fe. Y también hubo momentos en que me alejé, como todo en la adolescencia siempre hay momento de rebeldía interior. Pero fue un tiempo, así como de seis meses. Luego el Señor me permitió, me dio la gracia, de hacer una peregrinación. Y en esa peregrinación yo conocí a los frailes. Yo pienso que fue Dios mismo envío al fraile porque estaba, digamos, tocando la puerta para entrar a un Seminario Diocesano. Allí conocí a un seminarista franciscano. Y este seminarista me vio, y me dice, ‹‹Muchacho, y usted, ¿cómo se llama?›› Yo le respondí, mi nombre es Romert. [Y él dice] ‹‹¿Y a usted no le interesa ser franciscano?›› Y yo me quede pensando, tengo que decidir. Nosotros decimos en Venezuela, o soy chicha o soy limonada; no puedo decir que soy ambas. Al final, el seminarista se dirigió al lugar donde yo me estaba quedando, y me dijo: ‹‹Este fin de semana tenemos una convivencia vocacional. Si quieres participar, eres bienvenido.›› Yo acepté porque cuando lo vi, pensé: Dios, si este fraile vino de tan lejos, es por algo. En ese momento, yo me abandoné a las manos de Dios. Pasé 12 días con ellos. Conociendo el estilo de vida de mucha austeridad, sencillez, simplicidad, de mucha coherencia de vida como franciscanos. Lo que me llamaba la atención es que estaban concentrados en un objetivo: dar a conocer a Jesucristo. De evangelizar, transmitiendo a Jesucristo de diferentes formas a través de la radio, visitando los pueblos, los caseríos donde nadie va. En Venezuela, donde tenemos nuestra casa, la única obra social que tiene la iglesia o la Diócesis de ese estado, la tienen los franciscanos. Entonces fueron muchas cosas las que tocaron mi corazón. Después que entré, comencé todo mi proceso de formación, de filosofía, de teología. Cada vez que iba conociendo el espíritu franciscano, me quedaba maravillado de la gracia que Dios le había otorgado a San Francisco de Asís. Antes de venir a María, Madre de Dios, ¿en dónde estaba? ¿Y cuál va a ser su rol en la parroquia? Yo pertenezco a la custodia de Nuestra Señora de Coromoto de Venezuela. Pero nuestra provincia fundadora es una provincia italiana. En el 2014, mi custodio era un italiano. En Asís se necesitaban confesores de lengua española y guías. Yo ya tenía 10 años de sacerdocio, entonces estaba full de trabajo que era digamos, tenía muchísimo trabajo. Necesitaba una pausa y el superior del lugar me dijo: ‹‹Mira hay una solicitud de fraile de lengua española para que vayan a Asís a trabajar a confesar en español. Obviamente, tendrás que aprender italiano y a guiar pues a los peregrinos de América Latina o de lengua hispana.›› Así que fui a Asís, estuve desde el 2014 hasta octubre del 2021. Y en Asís mi trabajo fundamental fue dedicándome a las confesiones por cuatro horas diarias y atender a los peregrinos, explicarles sobre la vida de San Francisco a través de las pinturas, de los frescos, que están en la Basílica de San Francisco, que son más o menos 10.000 metros cuadrados de frescos entre la basílica inferior y superior. En esos siete años y dos meses esa fue mi responsabilidad. La responsabilidad que a mí me hizo crecer mucho fue el confesionario. Me ayudó mucho a crecer, a conocer a cada persona como un don de Dios; un don precioso, único y maravilloso que Dios ha creado y que necesita, que merece respeto. Cuando uno escucha las historias, los pecados de cada persona, entonces también uno se hace como un espejo, porque los propios pecados de uno, también ayudan a comprender los pecados de los demás. Puede hablar un poco de ¿cuál va a ser su rol estando aquí en la parroquia de María, Madre de Dios? Sueño muchas cosas para la parroquia. Llegue a María, Madre de Dios en 5 de octubre de 2022, así que he estado aquí por unos 21 días; viviendo en la casa. Aunque llegue el 20 de noviembre del año pasado, solo venía algunos días específicos. Estando ya aquí, pues ya me estoy dando cuenta un poco más de la realidad. Necesito que me presenten a la comunidad hispana para yo saber con quién yo puedo contar, en qué podemos nosotros trabajar. No es trabajo de una sola persona, sino que tiene que ser un esfuerzo de equipo. Ver cuáles son las necesidades de la comunidad, conocer las personas, las familias, y en base de eso, comenzar a trabajar. Sueño en conocer a las familias para que nuestra celebración eucarística sea una celebración de verdad, sentida a nivel de canto, a nivel de la liturgia, que nosotros podamos celebrar la Eucaristía con la mayor dignidad posible; desde los ornamentos, el cáliz, todo lo que utilicemos. La forma en que nos presentamos por fuera, el modo como nosotros nos comportamos en el altar influye mucho en la liturgia. En la medida en que podamos mejorar todos esos aspectos, eso tendrá un impacto. Para nosotros los franciscanos, una de las cosas que nos caracteriza es la fidelidad a la liturgia de la Iglesia. Por otra parte, escuchar aquella persona que se acerque a mí. No quiero servir como maestro, sino como hermano, como un fraile, que con la experiencia que tengo, pueda ayudar a cada persona. Bien sea pues un adolescente, un adulto, una mujer, que sé yo, un niño -- cualquier persona que se encuentre en dificultad, ser un hermano para ellos. De abrir las puertas del corazón a cada persona que se acerque, como el carisma franciscano nos caracteriza, tratarlos como hermanos. Pero ¿por qué somos hermanos? Porque nos sentimos hijos de un Padre que nos ama. Entonces si yo sé que ese Padre que te demuestra ese amor a ti, ese amor a mí, entonces ese amor que cada uno de nosotros ha recibido, es lo que nos tiene que a nosotros hacer sentir que somos hermanos, que somos hijos de un mismo Padre. Entonces si nosotros nos sentimos hijos de un mismo Padre, obviamente que podemos construir paz, podemos construir lazos de fraternidad, de solidaridad, de ayudarnos recíprocamente. Tuve la experiencia recientemente de confesar en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario. Eran unas 100 personas. En las dos horas y media que estuve allí, solo pude confesar a 20 personas. La gente se sentía muy contenta porque no era simplemente una confesión, sino que lo que recibían era la misericordia de Dios; que es totalmente diferente. Una cosa es confesar de decir los pecados, y después recibir, muchas veces, un regaño de parte del sacerdote o una palabra fuerte y dura, que no hace que cambie la persona. Lo único que hace posible el cambio de la persona, es la misericordia, la ternura y el amor de Dios. Cuando no está siendo introducido con la comunidad o trabajando, ¿hay algo que le gusta hacer en su tiempo libre? ¿Tiene alguna afición? A mí, particularmente me apasiona mucho viajar, pero conocer sobre todo lugares que me lleven a estar en contacto con la naturaleza, con la belleza de la creación de las cosas, de los paisajes. Eso me llama mucho la atención. Cuando tengo tiempo, me gustaría conseguir una bicicleta. Cuando estaba en Italia hacía 8 kilómetros diarios. También, me gusta tocar la guitarra. No soy un gran músico, pero me gusta que la gente que participa a la celebración eucarística cante, porque ‹‹quien cante ora dos veces.›› Y al mismo tiempo, no simplemente se escucha un coro o un grupo o un concierto, sino que la misma asamblea es la que eleva, un canto de oración, como comunidad, al Señor. También me gusta leer. No puedo decir que tengo solo una afición. Porque me gustan las cosas que me hacen crecer y al mismo tiempo, que formen parte de un hobby. ¿Hay algo más que le gustaría que la gente sepa? Bueno, quisiera que sepan que estoy aquí para ellos, que no tengan escrúpulos de llamar a la oficina parroquial para pedir una cita porque necesitan hablar conmigo. Obviamente, todo tiene que ser organizado para que no choquen las actividades. Estoy aquí para la comunidad hispana, pero crecerá en que vaya yo aprendiendo poco a poco más el inglés. Aunque ya he conversado con algunas personas en inglés, me gustaría seguir practicando en dialogar. Cuando comencé a estudiar inglés estudiaba gramática y gramática y gramática, pero tenía poco contacto para poder hablarlo. A pesar de que estaba en la Casa de Estudios, cada uno estaba en lo suyo en el estudio. Entonces acá pues pienso que voy a tener más posibilidades de hablar con más personas. Una última cosa que quisiera subrayar es, como sacerdote, como franciscano, la misión fundamental es dar a conocer el amor de Dios. Se subraya eso como importantísimo porque todos nuestros problemas radican allí, en el amor. Comments are closed.
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February 2025
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