The following letter was issued by Cardinal Cupich the weekend of Nov. 12-13. Dear Sisters and Brothers in Christ, In so many ways—large and small—the pandemic has upended our lives together. Families and, in a special way, young people, have faced distressing struggles. The pandemic made our connections with one another challenging and difficult. Exactly in that moment when we truly needed supportive relationships with one another, we found ourselves separated. Sadly, this included the relationships and connections that we have in and through the Church. We did our best to move forward and I am proud of our collective response to the challenges of the pandemic. When I announced a general dispensation from the obligation to participate in Sunday Mass, many parishes offered on-line Sunday Masses, and went even further and established prayer lines and reached out to those in need. The TV Mass that I celebrated helped to keep us connected as a community of faith in Chicagoland. So many of you have told me how healing and comforting those Masses have been. In the meanwhile, we are in a new moment. With vaccinations and boosters, restrictions on public gatherings have eased up. Many people feel more comfortable returning to Church. Yet, we know there are some elderly and immuno-comprised persons who are still not ready to return. And they should not return. These vulnerable brothers and sisters have an excusing cause for being absent and for this reason I will continue the TV Mass on ABC for the present time. But for the rest of us, I have decided, in consultation with my advisors, to lift the general dispensation from the obligation of attending Sunday Mass as we begin a new Church year on the First Sunday of Advent, November 26-27. My hope is that the First Sunday of Advent will provide us with a fresh start to take up again our life together as a community of faith that gathers to worship God. I have asked our pastors to begin the Masses on November 26-27 with the traditional lighting of the Advent wreath. After the homily your pastor will lead the community in a renewal of baptismal promises, acknowledging that we owe our obligation to participate in Sunday Mass to God but also to each other. Our common profession of faith and of our desire to turn away from sin, will be concluded by a sprinkling rite with the waters of baptism. Let this occasion of our renewal of faith and life, which we all so much want, provide us with a fresh start as we recommit ourselves to worship God and to be supportive of each other week after week as we gather around the Table of the Lord to be nourished and renewed. La siguiente carta fue emitida por el cardenal Cupich el fin de semana del 12 al 13 de noviembre.Estimadas hermanas y hermanos en Cristo,
De muchas maneras, grandes y pequeñas, la pandemia ha trastocado nuestras vidas juntos. Las familias y, de una manera especial los jóvenes, han enfrentado luchas angustiantes. La pandemia hizo que nuestras conexiones entre nosotros fueran desafiantes y difíciles. Exactamente en ese momento cuando realmente necesitábamos relaciones de apoyo mutuo, nos encontramos separados. Tristemente, esto incluyó las relaciones yconexiones que tenemos en y a través de la Iglesia. Hicimos nuestro mejor esfuerzo para seguir adelante y estoy orgulloso de nuestra respuesta colectiva a los desafíos de la pandemia. Cuando anuncié una dispensación general de la obligación de participaren la misa del domingo, muchas parroquias ofrecieron las misas del domingo en línea, y fueron incluso más allá y establecieron líneas de oración y se acercaron a los necesitados. La misa televisada que celebré ayudó a mantenernos conectados como comunidadde fe en el área de Chicago. Muchos de ustedes me han dicho cuan sanadoras y reconfortantes han sido esas misas. Mientras tanto, estamos en un momento nuevo. Con las vacunas y los refuerzos, las restricciones a las reuniones públicas se han relajado. Muchas personas se sienten más cómodas regresando a la iglesia. Sin embargo, sabemos que hay algunas personas mayores e inmunocomprometidas que todavía no están listas para regresar. Y ellas no deben regresar. Estos hermanos y hermanas vulnerables tienen una causa que justifica estar ausentes y por esta razón continuaré la misa televisada por ABC por el momento. Pero para el resto de nosotros, he decidido, en consulta con mis asesores, suspender la dispensación general de la obligación de asistir a la misa deldomingo al comenzar un nuevo año eclesiástico el Primer Domingo de Adviento, el 26-27 de noviembre. Mi esperanza es que el Primer Domingo de Adviento nos brindará un nuevo comienzo para retomar nuestra vida juntos como una comunidad de fe que se reúne para adorar a Dios. He pedido a nuestros párrocos que comiencen las misas el 26-27 de noviembre con el tradicional encendido de la corona de Adviento. Después de la homilía, su párroco dirigirá a la comunidad en una renovación de las promesas bautismales, reconociendo que nuestra obligación de participar en la misa dominical se la debemos a Dios pero también unos a otros. Nuestra común profesión de fe y de nuestro deseo de apartarnos del pecado, será concluida con un rito de aspersión con las aguas del bautismo. Permitamos que esta ocasión de nuestra renovación de fe y vida, que todos queremos tanto, nos proporcione un nuevo comienzo mientras nos volvemos a comprometer a adorar a Dios y a apoyarnos unos a otros semana tras semana mientras nos reunimos alrededor de la Mesa del Señor para ser nutridos y renovados. Comments are closed.
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October 2024
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